El problema en la Guayana Francesa
Todo empezó con la observación sobre el terreno del impacto que la extracción de oro de aluvión tiene sobre las poblaciones locales y su entorno. Aunque el código minero exige la restauración de los cursos de agua al final de la explotación del yacimiento, sólo hay que replantar el 30% de las zonas deforestadas, lo que deja al descubierto el 70% del suelo y la fauna. En estas tierras degradadas ya no hay «suelo» del que hablar, pues no hay materia orgánica. Si no se hace nada, el suelo no podrá reconstituirse y seguirá siendo un desierto biológico, excluyendo el retorno de una vegetación rica y compleja.